Lo mas seguro es que estuvieras jugando afuera o viendo la tele, de pronto escuchabas aquello, era difícil saber a que distancia se encontraba, cuando eres niño eso de calcular distancias en base a niveles auditivos cuesta trabajo (para alguien como yo, sigue siendo difícil). Pero sin duda, tú no podias estar equivocado, era inconfundible, lo mas pronto posible debías buscar patrocinador, a esa edad tú no cuentas con un fondo económico para esos casos. Cualquier familiar era candidato.

De repente empezabas a sentir desesperación, que tal si pasaba frente a ti y tu todavía no conseguías dinero, existía otra posibilidad, que no pasara frente a tu calle. Mientras, imaginabas cual seria tu elección, podría ser con un chorrito de chocolate (de lo mas solicitado) o fresa, si te querías ver mas original, un sundae con una "crema de nieve", o lo prácticamente inalcanzable un "banana split", no, en el fondo sabías que un "banana" era solo un sueño, un lujo, algo quizá digno de algún primo o hermano mayor, ese pensamiento automáticamente te regresaba a las primeras opciones.

Llegabas hasta la persona elegida, a veces te ibas directamente a su bolsa y/o cartera, deseando que ella o él comprendieran inmediatamente, o que también hubieran escuchado la señal, otras veces, solo decías, dame X pesos por favor, tu seguías sintiendo que el tiempo se agotaba, hasta que no estabas frente al señor que te miraba desde arriba, con monedas suficientes en la mano podias sentirte tranquilo......

Nunca te preocupó el peligro de atravesarte a media calle y la posibilidad de ser atropellado menos....lo importante era conseguirlo, que no quedara fuera de tu alcance, ya lo habías vivido y el hecho de no alcanzar al camioncito de la nieve era una de las experiencias mas frustantes que te había tocado vivir.......acabarías primero con el chocolate, o con la galleta, para rematar con el cono ya blando por la nieve derretida, y si quedaban manchas? mmmm....para eso existía Ariel, tu solo te preocupabas por disfrutar y eso te hacia niñ@ feliz.

Como siempre, olvidabas dar las gracias al patrocinador.